miércoles, 23 de septiembre de 2009

El peligro de la pereza

Ya sabéis que el tema de la Unión Europea, de Europa en general, es recurrente en este blog. Estoy seguro de que muchos de vosotros, de nosotros, sentimos una pereza repentina, una indiferencia al enfrentarnos a este tema y en general a los relacionados con la política. Otra reacción habitual consiste en pensar "esto no va conmigo": la no identificación. Y no es casualidad.

Es evidente, para cualquiera con dos dedos de frente y cierta capacidad de abstracción, que nuestro desinterés por la política beneficia exclusivamente a los políticos. Incluso la propia palabra "político" está desprovista de significado. Son las personas a las que pagamos por gestionar una sociedad en nuestro nombre. Nuestra sociedad.

Bombardeados día tras día con la llamada "actualidad política", asistimos al teatro político, que sigue normalmente el siguiente esquema: primero, inicio de la polémica; dos, cruces de declaraciones siempre concisas, siempre cerca de una cámara, siempre de tipo slogan publicitario; tres, debates en los medios y análisis de la polémica, cada medio defiende a su político afín; cuatro, la polémica desaparece por sí sola o es reemplazada por otra nueva.

Se consigue en el público el efecto de pensar que cualquier polémica es igual a la anterior. El bipartidismo global hace que las discusiones sean más fáciles de estructurar y de empaquetar para su posterior consumo en televisión, radio o prensa: frases cortas, las mismas palabras clave siempre ("crisis", "escándalo", etc.). Los análisis en profundidad se reservan para programas soporíferos en horarios imposibles que, además, están protagonizados por los periodistas de partido: repetidores de eslóganesy defensores de las teorías de su partido afín, de nuevo. La presencia de independientes es prácticamente nula en cualquier debate y, cuando están, los periodistas de partido se unen para ahogar la tercera voz discordante. La misma dialéctica hegeliana con distintos protagonistas.

El beneficio para los políticos es sencillo: se crea en el público tal saturación que, salvo aquellos realmente identificados con los colores de su equipo, perdón, su partido, los individuos optan por no pensar en lo que realmente pasa, sino en lo que le dicen que pasa. De este modo, cuando algún tema importante llega a la palestra, pueden estar convencidos de que casi nadie se va a involucrar demasiado y, por tanto, pueden campar relativamente a sus anchas.

En el tema concreto de Europa, la Unión Europa, o el superestado completamente antidemocrático que se ha ido formando, paso a paso, pieza a pieza, con o sin nuestro consentimiento y desde luego con nuestro desconocimiento absoluto, la pereza hace que no seamos conscientes de lo que ocurre, o que no lo analicemos ni lo pensemos objetivamente. Ni siquiera nos sentimos identificados con esa máquina enorme, formada por miles de funcionarios y burócratas, con cada vez más poder y menos transparencia.

Hay excepciones, que por su escasez aparecen como gloriosas. Hoy, sin ir más lejos, en Cotizalia: ¿Es la Unión Europea una democracia? (Democracia, otra palabra que odio). Con un texto sencillo basado en preguntas sencillas, nos da muchas pistas acerca del régimen en el que realmente vivimos. Leemos en el artículo de Ignacio de la Torre:

Primero: ¿Hasta qué punto el ciudadano europeo se siente partícipe de la reelección del presidente de la Comisión Europea, José Durao Barroso? ¿De alguno de sus comisarios? ¿Qué déficit democrático supone una euroburocracia sin elección directa?

Segundo: a pocos días del crucial referéndum irlandés, el Sr. Barroso ha anunciado en Dublín que la UE pagará 14,8 millones de euros para ayudar a 2.400 ex empleados irlandeses de Dell que se han quedado en el paro, disponiendo así del 9,6% del “fondo europeo de ajuste por globalización” (sic) para una población equivalente al 0,01% de los 22 millones de desempleados europeos. ¿Se están comprando votos con el dinero público?

Tercero: si los irlandeses hubieran votado “sí” en el primer referéndum, ¿hubieran tenido una segunda oportunidad los partidarios del “no”?

Cuarto: en el primer referéndum votaron “no” un porcentaje mayor de electores de los que votaron a Obama presidente de los EEUU, ¿sería planteable repetir las elecciones norteamericanas?

Quinto: los irlandeses votaron “no” al tratado de Niza en 2002. Fueron vueltos a convocar una segunda vez para que lo aprobaran. Algo parecido ocurrió con los daneses y el tratado de Maastricht; fueron convocados una segunda vez hasta que “votaron correctamente” (en insultantes palabras de un antiguo presidente de la Comisión europea). ¿En qué punto empieza el insulto a la democracia?

Sexto: ¿Quién es el constituyente de los tratados “constitucionales” europeos? ¿Reside la soberanía en los diferentes pueblos de los estados miembros? Si es así, ¿nace viciado de origen un tratado de Lisboa diseñado ex profeso para que dichos pueblos no tuvieran que ser sometidos a consulta?

Séptimo: la “Constitución europea” establecía en la práctica un presidente de la UE, un ministro de exteriores de la UE, así como ciertas normas para agilizar la toma de decisiones entre los estados miembro, sin embargo para su entrada en vigor se precisaba de la ratificación de todos sus miembros. Al ser rechazada la Constitución en Francia y Holanda se procedió a redactar el tratado de Lisboa, que con otras palabras también establece un presidente de la UE, un ministro de exteriores (“alto representante de asuntos exteriores y de seguridad”) y un proceso de decisión equivalente al de la rechazada Constitución. En palabras del llamado “padre” de la Constitución, Valery Giscard d’Estaing, el Tratado de Lisboa es el mismo documento que la Constitución pero en otro sobre, ya que las mismas leyes que se podían aprobar mediante la Constitución serán aprobables mediante el Tratado. ¿Se está burlando el “no” de los ciudadanos franceses y holandeses? Si han dicho que “no” a una u otra fórmula franceses, holandeses e irlandeses, ¿por qué se sigue planteando que vuelvan a opinar al mismo contenido con una diferente forma? ¿Representará este presidente de la UE y su ministro de Exteriores al pueblo europeo si el tratado establece que no sean elegidos por los ciudadanos?

Octavo: el artículo 48 del Tratado, llamado “cláusula pasarela” permite, mediante acuerdo intergubernamental, añadir a la Unión nuevos poderes sin necesidad de referéndum alguno, ¿cree la UE en una sociedad post democrática dirigida por las mal llamadas élites que viven del presupuesto comunitario? ¿Será el irlandés el último referéndum de la democracia europea?

Noveno: hace unos meses, el tribunal constitucional alemán cuestionó la naturaleza democrática de la UE, frente a las normas nacionales, y sugirió en consecuencia establecer un límite a las competencias transferidas a la UE por parte de la República Federal. A la vista de la cláusula pasarela ¿qué futuro queda para el estado nación democrático?

Décimo: ¿Quién es el verdadero euro escéptico: aquél que ama a Europa, a la democracia y desea que la unidad europea se construya sobre una genuina base popular, con transparencia y donde los cargos sean elegidos y responsables frente a los ciudadanos, o aquellos que buscan construir una Europa donde sus ciudadanos nunca más volverán a ser consultados? ¿Qué significa “Nosotros, el pueblo…”?

Vence tu pereza. Filtra la basura. Atento al ritmo lento, lento, pero imparable, de la máquina europea. Y pregúntate porque la gran mayoría de políticos, los que protagonizan el teatro de todos los días, están completamente de acuerdo en esto.

4 comentarios:

Buje dijo...

Estupendo artículo... con la idea de Europa nos la han colado doblada, especialmente a los jóvenes, a quienes nos contaron como principal virtud que podríamos viajar sin fronteras. Y es cierto pero creo que la idea es tú viaja, tú gasta, tú no te preocupes que ya nosotros movemos el cotarro. Y luego el Euro... y las leyes, y todo lo que mencionas sobre los referendums "hasta que se vote lo correcto"... Pues eso, doblada que nos la han metido.

Anónimo dijo...

Exelente articulo, claro y conciso. Es dificil pensar que hay gente que no logra ver la mordaza a la que estan siendo sometidos. El resultado es uno, el resto es un teatro para llegar a dicho resultado; La republica de europa donde sus ciudadanos no tienen ni voz ni voto.

non c'e futuro dijo...

Gran artículo Charlie,
Efectivamente esto de la República Capitalista de Europa nos lo están metiendo doblado por el peor orificio posible y no nos estamos dando cuenta.
No hay como echar un vistazo a esas cosas en las que las dos caras del pseudo-bipartidismo dictatorial están de acuerdo para ver adónde nos llevan pasito a pasito: la constitución europea, la ayuda Billonaria a los bancos (que sólo 3 meses después anuncian grandes ganancias), ley de maltrato, la ley del menor,etc, etc.
Y echar también un vistazo a las cosas que crean mucha polémica-teatro, y que finalmente una vez hechas ya nadie se molesta en dar la vuelta (leyes de educación, estatutos, y atención dentro de cuatro años a ver dónde está la ley del aborto...)
Que espanto que nadie se dé cuenta.
Y lo más espectacular de los datos del artículo es que desde luego, si hubiera ganado en Irlanda u Holanda el SI, por supuesto que los partidarios del NO jamás hubieran tenido otra oportunidad.

Marcus Fair dijo...

Es cierto que poca gente se preocupa por informarse al margen de los medios oficiales, aquellos que responden a determinados intereses. Una vez que uno se informa e investiga un poco, se das cuenta del inmenso fraude que nos rodea. Y es entonces cuando una vez más hay que vencer a la pereza y pasar a la acción, hay muchos frentes y cada uno de nosotros debe encontrar aquel donde se encuentre más a gusto y donde sienta que su trabajo es útil. Difundir información como esta es una manera. Gracias, Charlie.