lunes, 7 de abril de 2008

Caen las caretas

Ponerse una careta y fingir es fácil cuando todo va bien, pero menos o imposible cuando las cosas no marchan. Estamos en plena histeria por la crisis económica, y especialmente por la crisis inmobiliaria. Leemos y vemos y oímos por todas partes que llega el fin de "la burbuja inmobiliaria". Hagamos un breve repaso simplificadísimo y luego sigo con las caretas.

¿Qué es la burbuja inmobiliaria? Básicamente, en España, se trata de que se ha construido mucho más de lo necesario. Se han construido entre 700.000 y 900.000 viviendas al año, y el consumo de cemento en España supera al del Reino Unido, Francia y Alemania juntos. El precio de la vivienda casi se ha doblado (190%) en 10 años. En Madrid, por ejemplo, el precio de la vivienda ha subido 11 veces más que el de los salarios en los últimos 10 años.

Pero eso no es la burbuja. La burbuja es la creencia infundada en que la compra de viviendas es y va a seguir siendo rentable a corto y medio plazo. En cristiano, la burbuja es que yo compré hace unos años una casa que sabía que estaba sobrevalorada, porque pensaba que en 2008 valdría un 20% más. Hago un esfuerzo descomunal porque creo que le voy a sacar rentabilidad y aporto mi granito a que la vivienda sea más cara. Como yo no soy rico ni especulador mi aportación a la burbuja no es demasiado importante pero, cuando el que compra es un Banco por ejemplo, ellos compran centenares de viviendas a la vez. Si estas expectativas no se cumplen, resulta que estoy comprando algo caro pensando que lo voy a vender más caro y al final me lo como con patatas. Recordemos que en España según el censo hay tres millones de viviendas vacías. Nadie ha ido a vivir a esas casas, fueron compradas para sacar dinero, para especular. Recordemos también en este punto que la vivienda es un Derecho fundamental recogido por la Constitución, y aparentemente el único derecho sometido a las leyes del mercado. ¿Os imagináis poder hacer negocios con el derecho a la Libre Expresión, o el derecho a la Vida, o el derecho de Reunión?

Se supone que el precio de los bienes dependen de la oferta y la demanda. En España la gente quiere casas para vivir, y se construyen de más. La lógica dice que el precio debería bajar porque hay muchas viviendas para mucha gente. Lo que ocurre es que aparece el "intermediario", que compra la casa sobre el plano para revenderla más cara. De esta manera el que quiere la casa para vivir en ella y no para jugar al Monopoly, tiene que pagar el precio de la inmobiliaria más el beneficio que quiera obtener el monopolero de turno. Si el "inversor" (o cuatrero, o "abusón" en términos colegiales) no encuentra comprador en ese momento espera en lugar de bajar el precio, porque, recordemos, cree que éstos van a seguir subiendo. De ahí el clásico de "me espero que ya subirán los precios" o el otro clásico de "para pagar un alquiler es mejor pagar una hipoteca y al final la vivienda es mía", cuando está demostrado que la rentabilidad a largo plazo de alquiler y compra son casi iguales.

Todo esto más o menos ya lo sabíamos. También tenemos la crisis de las subprime, que es una crisis "bancaria" pero muy relacionada con lo inmobiliario también. En EEUU dieron hipotecas a personas con alto riesgo de impago llamados en el argot financiero, no sin cierto tono cómico, ninjas (no income, no job, no assets - sin ingresos, sin empleos, sin activos). Cuando éstos no pueden o no quieren pagar (por dificultades o porque se encuentran que pagan más de lo que vale su casa realmente), el banco que otorgó esa hipoteca tiene un problema. Lo gordo del asunto es que esas hipotecas se empaquetaron con otras de menor riesgo y se utilizaron como cosa comprable y vendible. Roza el colmo de lo surrealista, que otros bancos y fondos de inversión, etc., compren "paquetes de hipotecas", ¿verdad? Pues los instrumentos financieros son ese tipo de cosas. Te compro esto y me quedo con las deudas de toda esta gente. Ahí el problema empieza a afectar a muchas más entidades. Sumemos esto que, debido a los intermediarios, muchas veces se usa dinero para comprar ese tipo de "cosas" sin el conocimiento de los dueños legítimos del dinero, las personas que lo depositan en un banco.

Así es amigos, nosotros metemos nuestro dinero en un banco y evidentemente no se guarda en una bolsa que dice "Dinero de Pepito", sino que entra en su sistema y pueden jugar con él, siempre y cuando tengan dinero disponible cuando vayamos a exigirlo (al sacar dinero, o al cancelar una cuenta). El marrón empieza a ser serio: juegan con el dinero de las personas al monopoly internacional y, si pierdes, pierdes el dinero de Pepito, que si se entera, va a venir a sacarlo y no voy a tener para él y para todos los que vengan detrás.

Los bancos se cubren las espaldas y empiezan a poner más trabas a la hora de prestar dinero. Así, a la gente le cuesta más comprar casas y los que compraron pensando que iban a vender se encuentran sin compradores. No solo eso, sino que como las compraron caras, ni pueden regalarlas ni alquilarlas a precios asequibles. La mayoría de hipotecas aquí tienen un interés variable, que depende de un índice malévolo llamado Euribor. Este índice lo establece el Banco Central Europeo básicamente a su libre albedrío, porque el BCE no depende ni acepta órdenes de nadie, es una entidad privada e independiente (como la Fed en EEUU). Si sube el Euribor, suben las hipotecas, punto.

Esa es la situación más o menos, con matices, en la que estamos. Y por fin llego al tema de las caretas, que sé que estáis ya ansiosos.


Hay dos "grupos" con problemas. De un lado, las personas. Las que no pueden comprar una casa porque siguen siendo caras o no consiguen una hipoteca. Las que no pueden alquilar porque el que la compró paga mucho y tiene que alquilarla caro. Las que, habiendo comprado, se encuentran con el problema de que su hipoteca empieza a ahogarlas y con el miedo de que caigan los precios y estén pagando de más, o bien pagando mucho por algo que no venderán por tanto. Las personas, los que pagan impuestos, los que quieren tener una vida.

De otro lado, las constructoras, promotoras, inmobiliarias, etc. Su problema es que se han hinchado a ganar dinero en los últimos años y ahora ya no pueden ganar tanto. Y como una empresa de ese tamaño tiene como único objetivo válido ganar más siempre, se corre el riesgo de perder empleos que recortarán, etc.

Y tenemos, por fin, enfrente, al Gobierno. Elegido por los ciudadanos hace menos de un mes. Encargado de velar por la seguridad y bienestar de las personas, y por garantizar el Estado de Derecho (incluido el de la Vivienda).

¿Y qué hace el Gobierno? Pues se quita la careta y demuestra a quién apoya de verdad, quienes son sus clientes realmente. En El Mundo, hoy: los bancos podrían obligar a las familias a hipotecar otros bienes. Pobre banco, como presté 100 y la casa vale ahora 80, necesito que me echen una manita. El titular es engañoso, porque es el Gobierno el que prepara una legislación (a golpe de decretazo, también llamado por mis cojones) para que el banco pueda exigir al deudor que meta otras cosas en la hipoteca para que si no pagas se puedan apropiar de más cosas. Copypasteo:

El FMI auguró el pasado jueves que el precio de los pisos puede caer en España hasta un 20%.

En ese caso, y si la vivienda está hipotecada, el consumidor se puede enfrentar a la tesitura de estar pagando un crédito mucho más caro de lo que en realidad vale su piso. La tentación de dejar de abonar las letras es evidente y, ante esa situación, el Gobierno ha buscado garantías para el sector financiero.

Así, en el decreto que desarrolla la nueva ley del mercado hipotecario, se permite a las entidades financieras exigir al ciudadano que hipoteque otros bienes si el precio de la vivienda se reduce. La ley hipotecaria se hizo para abaratar los cambios de estos préstamos, pero su desarrollo esconde esta medida. El decreto está sometido a consulta pública y su redacción no difiere en buena medida de la legislación hoy vigente. Sin embargo, entre los consumidores sorprende que el Gobierno "se ponga del lado de la banca" con una disposición que es un "atropello".

Fijaos la redacción del artículo, "su desarrollo esconde esta medida". El Banco no tiene bastante con quedarse con la casa para venderla o subastarla si el dueño no paga, ahora tiene que quedarse con más cosas, que no estaban firmadas en el contrato. Como los contratos son sagrados, necesitamos que el Gobierno cambie la Ley, y el Gobierno la cambia. Eso sí que es tener influencia, sin manifestaciones ni nada.

Pero hay otra aún mejor.

El Ministerio de Vivienda paga a las empresas del boom (el artículo es muy muy interesante, léelo despacito). El pasado septiembre, tras reunirse con el director de la Oficina Económica del Presidente y con Mariano Rajoy (es decir, con el visto bueno de Gobierno y oposición), se forma el grupo de las 14 inmobiliarias más importantes de España (Martinsa- Fadesa, Colonial, Chamartín, Hercesa, Metrovacesa, Nozar, Rayet, Realia, Renta Inmobiliaria, Restaura, Reyal Urbis, Sacyr Vallehermoso, San José y Parquesol).

El lobby está dirigido por Fernando Martín, presidente de Martinsa- Fadesa y cuenta, como mediador estrella, con un antiguo secretario general de Economía con el PSOE: Pedro Pérez. El propósito del lobby está claro desde el principio: utilizar al Estado para que medie ante los bancos en el nuevo contexto de endurecimiento del crédito y legisle a favor de estas promotoras, mientras éstas agitan la amenaza de los riesgos macroeconómicos que se derivarían de una caída demasiado aguda y prolongada del mercado inmobiliario español, el principal de ellos, el colapso de la demanda privada.

¿Y dónde ataca este G-14? Al Ministerio de la Vivienda, de la famosa Carme Chacón, el que nos bombardea con las miles de iniciativas en teoría a favor de los ciudadanos (¿recordáis las kelifinder?) . La primera victoria que consiguen es que se den ayudas de 12.000 euros al promotor por cada vivienda que destine al alquiler, sin límite especificado en las ayudas, lo que significa que abre la posibilidad de un grifo abierto constante de subvención del estado al sector inmobiliario privado. Recordemos que al ciudadano, la ayuda para el alquiler es de unos 200 euros al mes, unos 2.400 al año, y con unas condiciones bastante cerradas, para que afecte a un grupo relativamente pequeño de jóvenes. El por qué hemos oído tanto de la segunda medida y nada de la primera es un ejemplo más del secretismo permitido por los medios.

Además, también han conseguido que el Gobierno considere como Vivienda de Protección Oficial las viviendas que no consigan vender en un año a su precio normal de mercado. Para esto han tenido que relajar las condiciones que había para que una vivienda se considere protegida, lo que probablemente hará que éstas sean más caras (ya ha ocurrido durante la legislatura).

De esta manera se garantizan públicamente parte de los beneficios de los promotores y, además, el Gobierno puede hinchar sus cifras de construcción de vivienda protegida con fines electorales.
Ojala en cualquier empresa se pudiera funcionar así: "oiga don ZP, que mi librería vende pocos libros. Por qué no me los paga usted a mi precio y se lo vende más barato a los ciudadanos".

Moraleja burbujil: cuando soplan vientos buenos, todo el beneficio es para bancos, inmobiliarias, etc. que se hinchan literalmente. Cuando llegan vacas flacas, recurrimos al Estado para que las pérdidas las paguemos entre todos.

Y todo por supuesto, de forma sutil, no sea que en las próximas elecciones la abstención gane por goleada. No hay mal que por bien no venga: se caen las caretas, abrimos los ojos.

4 comentarios:

Ramón de Mielina dijo...

Un banco es una empresa, se han pillado los dedos con las hipotecas y demás. El Gobierno regala dinero como quien regala piedras. Etc. Etc. Etc.

No me dan ninguna pena los que ahora no pueden vender sus casas al mismo precio o mayor si las compraron con esa intención. Es lo que tiene invertir. A veces ganas y a veces pierdes.

Y las constructoras tres cuartos de lo mismo.

Lo malo es que aquí no estamos jugando con cromos, son casas y todos tenemos que vivir en algún lado.

Anónimo dijo...

Mil gracias por este post. He visto la URL en el blog de rafapal. Me pasaré a menudo por aquí.

Saludos y ánimo, que somos muchos y ellos pocos.

Anónimo dijo...

Mucha gente que no se lo merece lo va a pasar mal, pero la gente que se ha hecho rica a costa de las necesidades de los demás no me da ninguna lástima. Ahora será el momento de que los que no podemos comprar a precios abusivos podamos tener una vivienda. (Espero)

Unknown dijo...

Sólo tengo una cosa que decir al respecto del artículo:

Chapeau.