Ayer fueron aprobadas de improviso las nuevas subidas de precio del tabaco y la gasolina. Con respecto a la subida del tabaco, Zapatero ha declarado que dicha subida no se produce por un afán recaudatorio sino por un deseo del gobierno por proteger la salud de la gente. Menos mal que están ahí para salvar a los ciudadanos de su propia inconsciencia.
Con respecto a la subida de los carburantes, es necesario aclarar que, obviamente, dichas subidas repercuten de forma directa a la hora de llenar el depósito, pero de manera indirecta repercuten sobre casi cualquier producto. Y es que durante el proceso de manufacturación de casi todo se consumen grandes cantidades de gasolina, así como en su posterior transporte y distribución. Por tanto, un aumento sobre el precio de los combustibles acaba produciendo un aumento general de los precios, incluyendo por supuesto, aumentos en el precio de los productos más básicos.
Extrañas medidas que en tiempos de crisis afectarán principalmente a las familias con menores recursos económicos. Mientras, el gobierno no ha parado de conceder ayudas a bancos e inmobiliarias, ayudas que se siguen produciendo, pese a pertenecer estos a sectores que se han enriquecido durante años de manera vergonzosa a costa los tipos de a pie y con la complicidad de la clase política.
Los casos de corrupción siguen saliendo a la luz. En el PP se vive un auténtico aluvión de corruptelas, a las que se suma ahora, nuevos casos de espionaje. El PSOE tampoco se salva, con acusaciones a Chaves y al director del CNI. Pero no hay dimisiones, los partidos han cerrado filas en torno a sus elementos más corruptos, y como suele suceder, no se procesará a nadie. Las leyes se endurecen, el totalitarismo avanza, pero sólo se aplica a los que no pertenecemos a la nueva aristocracia.
Sin embargo, todo esto no ha sido inconveniente para que España se consolide como el país más bipartidista de Europa.
Y la gente sigue metida en las típicas trampas mentales: los de "izquierdas" acusan a los de "derechas" y viceversa. Pero a cada vez más gente nos da la sensación de que ya no hay izquierda ni derecha, sólo hay diferentes caras del mismo monstruo que obedece a una élite que sigue llevando las riendas. Un monstruo que seguirá alimentándose de una multitud a la que se está privando de sus posesiones y libertades de forma descarada.
Lo triste es que si todo esto ocurre es por una sencilla razón: Porque les dejamos. Seguimos prefiriendo poner nuestras vidas en manos de otros. Seguimos enfrascados en nuestros problemas, en salir adelante, sin importarnos demasiado lo demás. Seguimos queriendo ver el mundo a través de medios de comunicación cuya credibilidad es bastante cuestionable. Y sobre todo, estamos divididos, por eso ocurre lo que ocurre. Ellos son pocos, pero uno por uno, nos meriendan. ¿Hasta donde es necesario que lleguen para que la gente reaccione y se de cuenta de que sus problemas no terminan donde acaba el jardín de su chalet?
Y la función continúa: Obama, el salvador del planeta, dice que quiere cerrar Guantánamo. Mientras, nuevas cárceles secretas se contruyen por todo el mundo. En la siguiente escena, Obama parece romper una lanza en favor de los palestinos, lo cual sería muy positivo. Sin embargo, su trayectoria y sus decisiones a la hora de elegir a su equipo hacen sospechar que esto no sea más que una nueva interpretación dentro de una obra teatral que ya empieza a durar demasiado. El tiempo dirá.
jueves, 18 de junio de 2009
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